A lo largo de mi vida he tenido el privilegio de coincidir con mujeres verdaderamente extraordinarias. De todas ellas he aprendido algo que me ha hecho reconsiderar posturas, también he tomado algo de ellas que, en su momento, necesitaba para atreverme a cambiar el rumbo de mi vida y todas me han regalado algo ininteligible, pero tan poderoso que ha sido capaz de hacerme retomar un camino que, a ratos, parecía demasiado espinoso. Es imposible no admirar a estas mujeres avasalladoras, han estado allí, sinceras y recias, acompañándome en todos los trayectos que he decidido emprender. Hace una semana tuve la ocasión de ver a una de ellas, la más cercana a mi corazón, llegar a la cúspide de una cima que, por mucho tiempo, parecía imposible de alcanzar. Inspirada en su logro, profundamente orgullosa de verla conquistar a un país tan complejo como es Alemania, pero, sobre todo, impulsada por el cariño que le tengo, le dedico esta entrada de blog.
Tania Riosvelasco y yo nos conocimos hace poco más de ocho años en calidad de migrantes novatas, recién llegadas a estas tierras nórdicas mientras buscábamos información, compañía, cercanía y un pedacito de la patria que habíamos dejado atrás. En este tiempo la vi librar dos batallas tremendas; tras la primera, la vida le otorgó, finalmente, una maternidad muy deseada y merecida; de la segunda salió convertida en una mujer tan diferente como arrolladora. La segunda fue la peor de todas. Un día, sin previo aviso, el mundo que con tantísimo esmero había construido, se desmoronaba sin que ella pudiese hacer nada al respecto. El futuro le fue arrebatado sin saber en qué momento comenzó el colapso de una vida que ella tomaba por segura. Nunca vi a nadie enfrentarse a un huracán con semejante templanza, elegancia y aplomo. No tuvo ni tiempo de agacharse a recoger los trozos de corazón roto cuando, de pronto, estaba allí, con un niño en cada mano, mirando a su propia tormenta avanzar y arremeter contra ella. Si algún día pensó en rendirse, jamás me lo contó, yo siempre la vi decidida a recuperar lo que le fue robado: su calma, su alegría, sus ganas de vivir y el porvenir. La vi herida, vulnerable, agotada y muy triste, pero jamás la vi abandonarse. Noté las lágrimas, las ojeras y la piel sobre los huesos, pero jamás la noté derrotada. Como pudo, de la nada y haciendo de tripas corazón, se levantó cada una de esas mañanas y caminó cada uno de esos metros hasta que un día la tormenta cedió y quedó a sus espaldas. El viento que un día le revolvió los cabellos, finalmente, capituló ante la firmeza de sus pasos y se apaciguó. Tras la tempestad, desnuda, libre y serena, se enfrentó a la realidad; despejó el camino de escombros y reconstruyó, piedra a piedra, su vida.
Dos veranos después de aquella tormenta, Tania se desliza por la vida con la convicción propia de aquellos que están conscientes de lo alcanzado. Qué importa ya que te hayan despojado de tu inocencia genuina, de tu ilusión y de diez años consagrados, hoy caminas erguida, con el mentón en alto, adornada con esas curvas perfectas que sólo la sabiduría y la sensualidad de aprender a vivir la vida te pueden dar. Qué importa lo perdido cuando tu belleza se compone ahora de todo lo vencido en pleno campo de guerra. Qué importa el pasado si hoy miras con un amor inmenso y correspondido a tu futuro.
El viernes 24 de mayo de este 2019 Tania celebró por primera vez sus tres años de trayectoria como terapeuta familiar y de pareja. No fue sencillo hacerse de renombre. En el proceso hubo dudas, inversión de esfuerzo y dinero y muchísima dedicación, pero ha valido la pena porque hoy, los años de esmero, están impregnados en las paredes de su consultorio, ubicado en una de las zonas más emblemáticas de Hamburgo. Estuve ahí acompañándola, ¡cómo no estarlo! Como mexicana, como mujer y como madre que cría sola, Tania está triunfando en el extranjero. Fue un placer verla rodeada de amigos y colegas cosechando los frutos que con su valentía, constancia y entereza un día, en plena tormenta, sembró.
Amiga, ante ti me quito el sombrero y con este texto te presento todos mis respetos.
He llorado con tu escrito ! Fuiste maravillosamente minuciosa al describir a tania Riosvelasco ! La amo y me consta toda tu descripción ! Exacta y amorosamente la describiste ! Gracias por este homenaje tan hermoso
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Me alegra enormemente que te haya gustado la entrada de blog. Abrazos cariñosos hasta donde te encuentres y muchísimas gracias por leerme.
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