
Vince in Bono Malum
Es extraordinario poder presenciar la historia con ojos propios y sentir cómo se eriza la piel, a consecuencia del orgullo y la pertenencia, cuando una ciudad entera se levanta para vencer al mal con el bien. El miércoles 5 de septiembre más de diez mil hamburgueses salieron a la calle con un mensaje contundente; en nuestra ciudad no hay cabida para el odio, ni para el racismo, ni para la violencia.
Llevamos semanas de tensión creciente en Alemania. Como extranjera, pero más como amante de la historia, observo con preocupación los acontecimientos de las últimas dos semanas.
Todo comenzó en la ciudad de Chemnitz, el pasado 26 de agosto, cuando un hombre fue apuñalado a muerte. Tenía treinta y cinco años y era cubano-alemán. Un día después se revela la identidad de los perpetradores, ambos con estatus migratorio de asilo, uno de ellos de nacionalidad iraquí y el otro sirio. En los días posteriores, la situación en toda Sajonia es ya inquietante; grupos de personas inundan las avenidas para manifestarse, para “cazar” extranjeros o personas con aspecto árabe, para exigir la renuncia de Angela Merkel y para externar expresiones xenófobas. Se despliegan señales, símbolos y frases claramente nazistas. En los últimos días, hay una creciente polarización en la sociedad; de un lado se exarceba el sentimiento anti-inmigrante bajo el liderazgo del partido político AFD (Alternativa para Alemania) que congrega grupos como PEGIDA y a organizaciones neonazis, del otro lado se encuentra el resto del país, la nación que yo conozco, la de la transigencia, el respeto, la solidaridad, la de la fe y la creencia en que la integración sí es posible. En las redes sociales se siente también la división, se encasilla a unos como derechistas radicales y los otros como izquierdistas extremos. En el medio de todo esto están los políticos, quienes no pierden la oportunidad de hacer proselitismo a favor de sus causas y quienes están promoviendo, intencionalmente, un cambio que se percibe ininteligible.
El miércoles pasado, 5 de septiembre, 178 personas registraron una marcha que denominaron “Merkel muss weg” (Merkel debe irse). Pedían la destitución de la actual canciller, así como una reforma migratoria con tintes nacionalsocialistas. En respuesta a esa protesta, los hamburgueses salieron a las calles, por millares, para comunicarle al país y luego al mundo, que nuestra ciudad hanseática abraza la diversidad. Fue impresionante ver a la gente fluir como ríos en las calles del centro de la ciudad. La manifestación se desarrolló de manera pacífica y fue una clara muestra de que esta confederación no dejará que el odio o la fobia se impongan a la razón y a las leyes. Empero, la situación continúa siendo bastante inestable y el origen principal de esta coyuntura es que este asunto no es completamente blanco y negro, sino que está cargado de matices.
Desde mi punto de vista, la señora Merkel sí cometió un error. Su desacierto fue actuar con ingenuidad y con una convicción basada en la confianza ciega. Era evidente que en algún punto se perdería el control y que la situación rebasaría a la intención.
¿Cómo se produjo el error?
- Recepción masiva de inmigrantes
Entre el año 2015 y el año 2017 Alemania recibió 1,444,877 refugiados. En lo que va del año 2018 la solicitud de asilo asciende a 110,324 personas. Es decir, en total más de un millón y medio de nuevos habitantes en tan sólo tres años. Tomando en cuenta que, según las cifras de 2016, Alemania contaba con una población de 82.67 millones de personas, se ha recibido casi a un 2% del total de habitantes en un periodo francamente corto. ¡Son demasiados!
- Recepción descontrolada de refugiados
Con base en información publicada para los años de 2014 a 2018, los solicitantes de asilo provienen mayoritariamente de Siria, Irak, Nigeria, Afganistán, Irán, Turquía, Eritrea, Somalia y Georgia, aunque hay un porcentaje más o menos considerable cuya nacionalidad es dudosa. De ellos, en promedio, 63% son hombres y 37% son mujeres. Alemania ha recibido a cientos de miles de personas que ni siquiera cuentan con un pasaporte o un documento de identificación con fotografía, de quienes no hay ningún tipo de información, por ejemplo, si tienen antecedentes penales o si son miembros de grupos bélicos, políticos o terroristas en sus países de origen. Alemania invitó a su casa, indiscriminadamente, a personas potencialmente peligrosas para la seguridad nacional.
3. Recepción de refugiados con carencias de afinidad
Alemania, que es un país profundamente cristiano, altamente cultivado, con leyes laicas, respetuoso, protector de sus ciudadanos, particularmente de sus mujeres y niños, tolerante, cívico y consecuente, ha recibido cantidades masivas de inmigrantes que profesan la religión musulmana, cuya educación, nivel académico, muchos de ellos analfabetas, creencias, tradiciones, idioma y leyes son completamente antagónicas. Una integración a este nivel de disparidad es prácticamente imposible.
Es real, innegable y tristemente claro que Alemania sufre una crisis de inseguridad, posiblemente jamás vista, y a la cual se está enfrentando con políticas bastante endebles. Esto ha generado un descontento generalizado entre la población, y lo sucedido en Chemnitz fue sólo la gota que derramó el vaso.
¿Hacia a dónde vamos? Me hago esa pregunta muchas veces y a últimas fechas con más frecuencia y la respuesta es siempre “no lo sé”. Yo como migrante, estoy a favor del tránsito de personas, pero como ciudadana estoy a favor de la seguridad y la tranquilidad. No he logrado poner mi opinión en un punto concreto, porque me resulta inasequible decir “no más inmigración” o “migración seleccionada”, no obstante, a la vez me encuentro diciendo “¡ya basta!”. Estoy harta de las violaciones, de los apuñalamientos, del terror en tiendas y trenes, estoy cansada de la violencia doméstica, del acoso a las mujeres y de las prácticas en contra de la ley, y la realidad es que hoy en día, sectores migratorios bastante bien definidos, nos tienen sumidos en una inquietud que invade nuestros espacios y mengua nuestra capacidad de acción. Esto es grave, altera el orden público y disminuye la credibilidad en las instituciones, y por eso, es momento de que pare. El cómo es una disyuntiva; migración sí, seguridad también. ¿Cómo lograr ambas?
Yo siempre he creído que los seres humanos deberíamos ser capaces de coexistir en el mismo espacio, independientemente de nuestro credo, idiosincrasia, preferencia sexual, raza, origen y gustos. Espero no estar equivocada. Por el momento me jacto de vivir en una de las ciudades más hermosas, más plurales, más multiculturales y más solidarias del mundo. Gracias Hamburgo por demostrarle al planeta que todavía podemos creer.
Fuente Estadística: Bundeszentrale für politische Bildung
https://www.bpb.de/gesellschaft/migration/flucht/218788/zahlen-zu-asyl-in-deutschland
No sabía que hubieran sido tantos los recibidos por el gobierno Merkel 😱 definitivamente estoy de acuerdo con que si fue un acto de ingenuidad pero también de irresponsabilidad, poner en riesgo la seguridad nacional son palabras mayores! Es cierto que cada Nación tiene su propia idiosincrasia, usos y costumbres en el que nosotros como migrantes estamos conscientes y llevándolo por delante qué hay que respetar, una Nación que nos recibe en su tierra es lo menos que podemos dar, pero definitivamente te encuentras con personas cero amables y aquí en usa pues ya sabes, ya muchas personas se engrandecen por el discurso del presidente y se creen superiores, nunca entenderé ese pensamiento. Como dices siempre existirá esa parte de la población que engrandecen por el respeto, tolerancia, empatía y solidaridad hacia sus connacionales y hacia sus turistas. Gracias por tan interesante relato ❤️
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Sí, fueron muchísimos. Alemania es una nación generosa. Coincido contigo con todo tu comentario.
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